domingo, 13 de noviembre de 2011

VERBO. Insatisfacción adolescente


VERBO. País: España. Año: 2011. Duración: 87 min. Dirección y guión: Eduardo Chapero-Jackson. Intérpretes: Alba García, Miguel Ángel Silvestre, Verónica Echegui, Víctor Clavijo, Macarena Gómez, Adam Jezierski, Manolo Solo, Nasher Saleh, Fernando Soto, Naywa Nimri. Producción: Enrique López-Lavigne, Belén Atienza y Álvaro Augustin. Fotografía: Juan Carlos Gómez. Música: Pascal Caigne, con la colaboración de Nach. Montaje: Elena Ruiz. Dirección artística: Gustavo Ramírez. Vestuario: Rocío Redondo. Distribuidora: Aurum. Género: Ciencia-ficción, fantástico. Estreno en España: 4 Noviembre 2011.
El veterano y exitoso cortometrajista Eduardo Chapero-Jackson ha dado por fin el salto al largo con un proyecto que se percibe muy trabajado, y por supuesto también bastante arriesgado. Digo, por supuesto, porque el director de Contracuerpo y Alumbramiento, no se ha conformado nunca con lo fácil. En sus cortos abordaba cuestiones trascendentales desde un planteamiento formal rompedor y en su debut en el largometraje no podía ser menos.
En Verbo habla de la adolescencia a la deriva, de los jóvenes que no encuentran su sitio, que no entienden el sentido de sus vidas, que quieren pero no pueden. Sara es una de ellos. Vive en la periferia de la gran ciudad, nunca ha ido al centro, se siente desplazada en casa y en el instituto. Sólo se identifica con las pintadas de un grafitero desconocido que firma como Líriko. Cuando Sara por fin visita el centro, se introduce en una realidad paralela que la transformará.
Chapero-Jackson juega con el idealismo y la insatisfacción generalizada en esta etapa de la vida. Su película va destinada a un público mayoritariamente joven, que se pueda identificar con los mensajes y con los formatos estéticos empleados: desde el videojuego al cómic manga, el hip-hop y los grafitis. Pero también tiene un papel fundamental en su película la lírica. Los personajes de la segunda dimensión hablan en verso, como raperos cultos, y en clase leen El Quijote. Los paralelismos entre el Hidalgo Caballero y la protagonista son más que evidentes.
Verbo sorprende por su tratamiento, no tanto por su temática. La considero una película minoritaria, no es la típica para los adolescentes colgados de la saga Crepúsculo. No va dirigida a consumistas, sino a exigentes. Los que vayan al cine sólo por el cuerpo de Miguel Ángel Silvestre se llevarán un chasco de los grandes, porque su personaje no es físico sino lírico, como su nombre. Alba García encaja perfectamente en el rol de desorientada por la vida, habrá que seguirle la pista.

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