miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL NIÑO DE LA BICICLETA. Los caminos del bien y del mal


EL NIÑO DE LA BICICLETA. Título original: Le gamin au vélo. Países: Bélgica, Francia e Italia. Año: 2011. Duración: 87 min. Dirección y guión: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Intérpretes: Cécile De France, Thomas Doret, Jérémie Renier, Fabrizio Rongione, Egon Di Mateo, Oliver Gourmet. Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne y Denis Freyd. Fotografía: Alain Marcoen. Música: Beethoven. Montaje: Marie-Hélène Dozo. Vestuario: Maïra Ramedhan Lévy. Distribuidora: Wanda Visión. Género: Drama. Estreno en Bélgica: 18 Mayo 2011. Estreno en España: 28 Octubre 2011..
A finales de los noventa, en Bélgica, los hermanos Dardenne sorprendieron con su cine social e hiperrealista, árido hasta decir basta. Títulos como La promesa, Rosetta, El hijo o El silencio de Lorna, han sido desde entonces hasta ahora carne de festival y premio seguro. Alguna de estas películas no me convenció en su momento, como Rosetta, que me agotaba con esa frenética cámara al hombro incapaz de sosegarse. Otras me convencieron más, como La promesa o El hijo. Pero la que me ha seducido por completo, sin objeción alguna es El niño de la bicicleta.
Jean-Pierre y Luc se han serenado con los años, han sabido controlar el nervio excesivo de la cámara sin mermar un ápice de verdad en la historia. Han incorporado pinceladas musicales en momentos muy precisos del filme, algo inusual en su filmografía, con la intención de suavizar el drama que sufre el protagonista, un chaval abandonado insistentemente por su padre. Y han convertido este triste relato de perdedores en un canto de esperanza absolutamente luminoso.
El niño de la bicicleta se inspira en los cuentos tradicionales, esos que nos daban tanto miedo porque pasaban cosas realmente crueles, como aquí. Pero también había hadas madrinas, como ocurre en esta hermosa película, en la que se cruzan los caminos del bien y del mal con absoluta facilidad. El rechazo paternal del progenitor y el instinto maternal de una desconocida se dan la mano para hundir él y levantar ella al adolescente protagonista, encarnado por un prodigio de actor llamado Thomas Doret, que ha recibido una justa Mención Especial del Jurado en la reciente Seminci de Valladolid.
Sabia narración sin nada superfluo, ningún plano que sobre ni personaje alguno que desencaje. Todo parece fluir en este sencillo drama que permanece en la memoria del espectador mucho después de salir del cine.

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