miércoles, 4 de julio de 2012

MOONRISE KINGDOM. Volver a ser un niño

 
MOONRISE KINGDOM. País: USA. Año: 2012. Duración: 95 min. Dirección: Wes Anderson. Intérpretes: Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Jason Schwartzman, Harvey Keitel, Kara Hayward, Jared Gilman. Guión: Wes Anderson y Roman Coppola. Producción: Jeremy Dawson, Scott Rudin, Steven Rales y Wes Anderson. Fotografía: Robert Yeoman. Música: Alexandre Desplat. Diseño de producción: Adam Stockhausen. Vestuario: Kasia Walicka Maimone. Distribuidora: Alta Classics. Género: Comedia, Familiar. Estreno en USA: 25 Mayo 2012. Estreno en España: 15 Junio 2012.
El cine de Wes Anderson nunca me ha seducido demasiado, salvo en su anterior cinta, la también infantil para adultos y de animación Fantástico Mr. Fox, y esta Moonrise Kingdom, que sin duda se convierte en mi favorita de su casi ya extensa filmografía. La obra del director americano siempre me ha parecido algo afectada, tanto en lo formal como en el contenido, un poco rarita, la verdad. Pretendiendo mucha sustancia y olvidable tras su visión. Pero esta vez me ocurre justo lo contrario, la degusto con interés gracias a su ligereza y me deja un poso entre nostálgico y profundo que me devuelve a mi infancia de fantasía y diversión.
Creo que todo aquel que disfrutara en su niñez o adolescencia de las lecturas de Enid Blyton y su larguísima serie de Los Cinco, o viendo los dibujos animados del Oso Yogui en el Parque Yellowstone, volvemos a ser niños durante la hora y media que dura esta gozosa película en la que un scout nada popular y una chica de rico mundo interior, se enamoran y se fugan en una isla amenazada de tormentas, entre el desconcierto y la incapacidad de los adultos que los rodean.
En Moonrise Kingdom encaja a la perfección el contenido argumental con el estilismo formal, pleno de colorido y con una ambientación entre casa de muñecas y viñetas de cómic. Los personajes se mueven entre la duda e inexpresividad del mundo de los adultos, y la madurez y desparpajo que exhiben los adolescentes. Anderson se pone descaradamente del lado de los más jóvenes y da un repaso a sus progenitores. Y el espectador con espíritu infantil, agradece este posicionamiento tan obvio. Atentos a la espectacular banda sonora de Alexandre Desplat, tan fiel a la música incidental que se incluye al inicio de la cinta, la Guía para jóvenes de iniciación a la orquesta de Benjamin Britten.
Sin duda una buena recomendación cinematográfica para volver a ser un niño por un ratito, y que también me sirve a mí personalmente de despedida de este blog por una temporada. ¡Gracias a todos y hasta pronto!