jueves, 10 de noviembre de 2011

LA NIÑERA ESPAÑOLA DE NIKITA MIKHALKOV

El prestigioso director ruso, homenajeado hoy por el Festival de Sevilla, ha derrochado simpatía ante la prensa. Ha contado anécdotas sobre su niñez, como que sus primeras palabras fueron en castellano gracias a su niñera española, Juanita Torres. Todavía se expresa bastante bien en nuestro idioma aunque ha preferido hablar en su lengua natal rusa. Mikhalkov ha estado tranquilo y parsimonioso en sus respuestas, largas y meditadas, como gran parte de su cinematografía de la que también ha hablado, sobre todo de la última película, la que presenta en el SEFF'11 y que es la candidata de su país para los Oscar. Se trata de La Ciudadela, que cierra la trilogía iniciada en 1994 con Quemado por el Sol. Pero cuando más divertido se ha mostrado es cuando ha recordado al gran Marcello Mastroianni, a quien dirigió en la magistral Ojos Negros (1987) y después en una obra de teatro en Italia. Además, como gran aficionado al tenis que es, durante su estancia en Sevilla ha pedido una cancha para seguir entrenando. Y el Ayuntamiento le ha regalado una pulsera de la Copa Davis que ha lucido durante la rueda de prensa.
Menos mal que he conocido a Nikita Mikhalkov porque no he estado nada acertada en las películas que he elegido este jueves. La primera que he visto ha sido Alps, de Yorgos Lanthimos, el griego que dirigió Canino hace un par de años y que me convenció por su propuesta diferente, arriesgada y brutal. Sin embargo, con la que acude a la sección oficial a concurso rroza el ridículo. Pretende seguir en su línea rompedora pero aquí ya no hay sorpresa ni gancho, aquí sólo hay tedio. Hasta mediada la película no consigues enterarte totalmente del descerebrado argumento, que no revelaré por si hay algún masoquista con ganas de enfrentarse a Alps. Después de ésta, me pensaré mucho si ver su próximo trabajo.
De la sección Eurimages, El Monje de Dominik Moll ha sido mi elección de tarde. Y de nuevo decepción, menor que la de la mañana, pero decepción al fin y al cabo. Se trata de una coproducción hispano-francesa dirigida por el autor de un filme inquietante realizado hace una década: Harry, un amigo que os quiere, que protagonizaba sabiamente Sergi López. En El Monje le reserva un pequeño papel de pervertido, con el que abre y cierra la película. Y precisamente los pecados de la carne son los que priman en el argumento de esta película ambientada en un monasterio español en el siglo XVI. La primera media hora de metraje prometía mucha más calidad que lo que vemos en la hora restante, convertida en todo un folletín sobre el lado oscuro de los que dedican su vida a la fe. Lo mejor, sin lugar a dudas, la banda sonora de Alberto Iglesias. Tampoco lo hace mal Vincent Cassel, como el monje protagonista. Muy comedido esta vez para lo que nos tiene acostumbrados el actor francés.


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