miércoles, 9 de noviembre de 2011

SHAME ELEVA LA CALIDAD DEL SEFF'11


El bajísimo nivel general de las películas que participan en la sección oficial del Festival da un vuelco de 180º con Shame, la producción británica dirigida por Steve McQueen (no confundir con el mítico actor) que viene precedida de estupendas críticas a su paso por el Festival de Venecia y el de San Sebastián. Aunque la organización del SEFF'11 la reserva como broche de oro para cerrar esta edición en la gala de clausura, algunos privilegiados la hemos visto hoy en los cines Nervión (mañana habrá otro pase).
Ahora puedo afirmar que efectivamente es una película admirable y que los éxitos que le están llegando son más que merecidos. Atención que no es una película fácil de digerir y no sólo por su argumento, que trata la adicción al sexo y las dificultades para mantener una relación afectiva del protagonista, un Michael Fassbender que va a conseguir todos los premios a los que opte este año. Su interpretación contenida pero cargada de intensidad resulta alucinante. Te transmite toda la pena, el miedo, la tortura interior que siente y que le impide desarrollarse como un tipo normal.
Tampoco el tratamiento técnico es ligero, ni mucho menos. El director opta por mostrar sin juzgar, sitúa la cámara detrás de los personajes en muchos momentos para enseñar sin entrometerse, como tomando distancia. Emplea la música con absoluta delicadeza en cada secuencia y nos regala una canción de la camaleónica Carey Mulligan, la versión más triste y rompedora de New York, New York que puedas imaginar. En cuanto al guión, nada de palabrería insulsa, los diálogos son cortos y precisos, la información mayor no se escucha, se ve.
Shame me ha entusiasmado. Durante la proyección me atrapa y al terminar me deja impactada pero después, cuando la maduras y entiendes los comportamientos de estos dos hermanos teñidos de dolor, aún mejora en el recuerdo. Impresionante.

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