viernes, 4 de noviembre de 2011

EL ESPÍRITU DE RAFAEL AZCONA SOBREVUELA EL SEFF'11

El toque Azcona ha estado presente en la inauguración de esta octava edición del Festival de Sevilla gracias a la película Los muertos no se tocan, nene de José Luis García Sánchez. Una obra que comienza de manera arrolladora, con un guirigai coral digno del genial guionista, y que nos remonta al mejor cine que se rodaba en España en los años 50.
García Sánchez, amigo y compañero de Azcona en numerosos trabajos, ha sabido captar de nuevo el espíritu de su colega y le rinde con esta película su último homenaje. La pena es que le ha salido irregular, porque el prometedor inicio, de nivel sobresaliente, va decayendo poco a poco hasta el pasable por los pelos al final, y eso si llega.
Desde luego el equipo al completo ha disfrutado como en pocos rodajes, se nota. Las secuencias en las que participan un montón de personajes superan con creces a las otras, protagonizadas por dos o tres solamente. Ha funcionado la improvisación ensayada. La presencia de algunos actores resulta impagable, sobre todo ese abuelo moribundo que se despide de la vida diciendo "patata, patata". Puro Azcona. Otras, como Tina Sainz o Mariola Fuentes, iban algo exageradas en su actuación.
Acertada también la utilización del blanco y negro. Toda la escenografía encaja y nos remonta a esos años de El Pisito o El Cochecito, las otras dos películas de la trilogía que se cierra con esta adaptación de la novela del logroñés universal. Lástima de esos altibajos tan pronunciados, por otro lado habituales en la filmografía de García Sánchez (Pasodoble, La Corte del Faraón).
En la rueda de prensa posterior a la proyección, gran parte del equipo técnico y artístico alargaba la fiesta que comenzó con el rodaje la pasada primavera en Asturias. El director y Carlos Álvarez Novoa recordaban cómo todos hicieron piña y tanto técnicos como actores iniciaban la jornada de trabajo juntos a las nueve de la mañana. Silvia Marsó, Mariola Fuentes y Carlos Iglesias han agradecido que les hayan dado la oportunidad de rodar una película típica del  neorrealismo costumbrista de los 50 en pleno siglo XXI.
Y al final han intervenido Tina Sainz elogiando la profesionalidad de María Galiana, que hace un pequeño papelito en sustitución de una actriz que se cayó a última hora. Por cierto, la sevillana, con su modestia e ironía habitual ha mostrado su satisfacción por recibir un homenaje de su ciudad en la gala inaugural de este Festival.

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