martes, 8 de noviembre de 2011

DEL DESPROPÓSITO A LA BELLEZA PICTÓRICA


La única película andaluza, aunque coproducida con Francia, que participa en la sección oficial del Festival de Sevilla me ha decepcionado totalmente. Bueno, tampoco tenía demasiadas expectativas, pero a priori me suele atraer la temática comprometida que aborda. Rodada en un pueblo costero de Senegal, cuenta muchas cosas, demasiadas para mi gusto,  porque se ocupa del drama de la inmigración pero desde el punto de vista de los que se quedan, de las familias de los que viajan en cayuco hasta un futuro mejor en Europa, pero también habla de las mafias, del tráfico de drogas, de la connivencia del Gobierno con el explotador, de las ONGs que intentan desarrollar sus proyectos de colaboración sin contar con el necesitado, del turismo sexual, de la explotación de los niños... De tantos temas que exigen un tratamiento tremendamente cuidadoso para no correr el riesgo de resultar superficial, como aquí ocurre en Kënu (Cañón en wólof).
La voluntariosa directora Arantxa Álvarez Pastor lo intenta, pero como ella misma ha reconocido en rueda de prensa, su película "mete en una coctelera" todos los asuntos antes enumerados y "sale lo que sale". Habrá quien diga que se trata de una película muy fiel a la realidad pero la realidad de un lugar como el que ambienta la película no puede ser así: no puede aparecer de la nada un médico con su bata blanca y su fonendo y permanecer en todas sus secuencias de esa guisa. Todo lo que ocurre se ve venir, desde la primera vez que aparece el reportero descreído -siempre botella en mano- sabemos que tendrá su momento romántico con la cooperante, y menudo momento ¡inenarrable!. Son pequeños detalles pero que uno tras otro merman la fortaleza de una historia.
En la rueda de prensa el productor y la directora insistían en que han tenido que correr para terminarla y traer una copia a tiempo al SEFF'11. No cabe duda de ello, también han faltado planos y en el montaje han hecho lo que han podido, pero se nota y la narración se empobrece. Hay secuencias que ocurren sin venir a cuento, como cuando la protagonista se tira sobre un coche en marcha en el que va un personaje hasta entonces desconocido, el político corrupto. Falta credibilidad, sobre ligereza y estética de telefilme. Buenas intenciones pero resultado fallido.
Menos mal que por la tarde he recuperado The Mill and the Cross (El Molino del Tiempo), de Lech Majewski, y procedencia polaca-sueca. Hasta el momento, y de entre lo que he podido ver, me parece la más atractiva cinta a concurso. Cuenta el proceso de creación de la obra maestra de Peter Brueghel, El Viejo, 'Camino al Calvario' en la que se describe la Pasión de Cristo durante la ocupación española en Flandes en 1564, año en el que el pintor acabó su cuadro. Sin duda la historia es apasionante pero queda en un plano secundario para resaltar la aplastante belleza de las imágenes. La película está basada en el libro del crítico de arte Michael Francis, y el director también escribe el guión, firma la fotografía y la música, en definitiva, controla la mayor parte de las funciones técnicas. La poca hondura de algunos personajes (sobre todo los españoles) y de ciertas subtramas, así como un tiempo narrativo algo parsimonioso, debilitan el conjunto de la obra, pero no se puede negar que se trata de una propuesta deslumbrante desde el punto de vista estético. Imprescindible para los amantes de la pintura y el arte en general.

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