viernes, 14 de octubre de 2011

LAS RAZONES DEL CORAZÓN. Pasión fatal


LAS RAZONES DEL CORAZÓN. Países: México y España. Año: 2011. Duración: 139 min. Dirección: Arturo Ripstein. Intérpretes: Arcelia Ramírez, Vladimir Cruz, Plutarco Haza, Patricia Reyes Spíndola, Pilar Padilla, Alejandro Suárez, Paola Arroyo. Guión: Paz Alicia Garciadiego. Producción: Roberto Fiesco y José María Morales. Fotografía: Alejandro Cantú.  Música: David Mansfield. Montaje: Alejandro Ripstein. Diseño de producción: Sandra Cabriada. Vestuario: Laura García de la Mora. Distribuidora: Wanda Visión. Género: Melodrama. Estreno en España: 7 Octubre 2011.
Menuda pataleta le dio a Arturo Ripstein (La perdición de los hombres, Profundo Carmesí, Principio y Fin) al no conseguir ningún premio en el reciente Festival de San Sebastián donde participó con esta película. "Incompetentes" es el calificativo más suave que regaló a los miembros del Jurado presidido por la actriz americana Frances MacDormand y con nuestro Álex de la Iglesia entre ellos. El director mexicano ya había triunfado en un par de ocasiones en el certamen donostiarra y estaba muy bien posicionado en las quinielas previas, pero...
A mí, Las razones del corazón sólo me ha interesado, a ratos incluso me ha atrapado, y eso ya es bastante porque no soy nada fan de la obra del mexicano, que me resulta excesivamente retorcida y sombría. Aquí, junto a su guionista de cabecera y pareja afectiva, Paz Alicia Garciadiego, construye otro desgarrador melodrama familiar con el adulterio de la mujer como punto de partida de la tragedia. La película está inspirada lejanamente en Madame Bovary, la novela de Gustave Flaubert, con Emilia, la protagonista, como versión arrebatada y arrastrá de Emma Bovary. Emilia es una mujer enganchada a un amor no correspondido, atrapada en el vacío de su matrimonio y de su vida, además de asfixiada por las deudas que le originado el chulo de su amante, para más señas, cubano y saxofonista. Este argumento podía degenerar en todo un culebrón, y eso es lo malo, que a veces lo parece. Lo salva la entregadísima interpretación de Arcelia Ramírez, pero cuando ella no está en plano, la trama cae en picado. Ripstein no sabe poner a tiempo el punto final y alarga la historia hasta lugares nada interesantes ya para el espectador (¿a quién le importa lo que le piensan el insustancial marido y el endeble amante?).
Acertadísima la elección de una poderosa fotografía en blanco y negro, pero no me convence nada la estructura teatral y la excesiva declamación de los diálogos.

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