miércoles, 26 de octubre de 2011

LA VOZ DORMIDA. Despierta y llora


LA VOZ DORMIDA. País: España. Año: 2011. Duración: 128 min. Dirección: Benito Zambrano. Intérpretes: Inma Cuesta, María León, Marc Clotet, Daniel Holguín, Ana Wagener, Susi Sánchez, Berta Ojea, Lola Casamayor, Ángela Cremonte, Miriam Gallego, Antonio Dechent. Guión: Ignacio del Moral y Benito Zambrano, basado en la novela homónima de Dulce Chacón. Producción: Antonio Pérez. Fotografía: Alex Catalán. Música: Magda Rosa Galván y Juan Antonio Leyva. Montaje: Fernando Pardo. Dirección artística: Javier Fernández. Vestuario: María José Iglesias García. Distribuidora: Warner Bros. Pictures Intenational España. Género: Drama. Estreno en España: 21 Octubre 2011.
Un melodrama en toda regla es lo que ha rodado esta vez el director de Lebrija, Benito Zambrano. Es su tercera película tras Solas y Habana Blues pero la primera con un guión adaptado de una novela de éxito, escrita por la ya desaparecida escritora extremeña Dulce Chacón.
Yo no estoy aún cansada de ver películas sobre la Guerra Civil. A mí me gusta el cine, así en general, el buen cine, como a todos. El que cuenta alguna historia que me conmueva o que me haga reír, que me lleve a lugares inhóspitos e inquietantes, que me produzca miedo o que me invite a reflexionar. Me da igual que se repitan los temas, siempre que la película me aporte algo. Y ésta lo hace, con sus altibajos sí, pero La Voz Dormida me engancha y me hace llorar.
Me suelen gustar especialmente las historias basadas en la Historia, no tanto en hechos reales, aunque aquí primero la escritora y luego el director se han inspirado en unos acontecimientos que vivieron y sufrieron, poco después de acabar la Guerra Civil, unas hermanas de Córdoba. Los hechos que narra la película, y antes la novela, se posicionan claramente del lado de los vencidos en la contienda. No hay medias tintas: la película busca despertar la voz de los que perdieron la guerra, a los otros les toca aquí callar y respetar. Es una opción, como otras tantas ha habido y habrá.
La fuerte carga ideológica es lo que, sin embargo, hace flaquear más a esta dignísima película. Es curioso que el personaje de Pepita, la hermana que carece de ideales políticos, que sólo se mueve por amor, es en realidad el motor de este drama, el que conquista a todos los espectadores, ya sean simpatizantes de un lado, de otro o de ninguno. Su inocencia y desparpajo los ha captado perfectamente la actriz casi novel, María León. Se ha llevado la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián con todo merecimiento, aunque su compañera de reparto, Inma Cuesta, no se queda atrás en absoluto. Pero su personaje es el de Hortensia, la hermana presa, la que lamentablemente tiene que enfrentarse a la dureza de la ideología y a un par de secuencias de puro melodrama en la que tiene que cantar. Y no porque no lo haga bien, sino porque chirrían bastante y no aportan nada.
El problema de la verosimilitud, la tan trillada verosimilitud, también hace mella en La Voz Dormida. Sí, porque algunos personajes se acercan peligrosamente a la caricatura, como esa carcelera robusta y agria que recuerda a la secretaria de Mortadelo y Filemón, o el sacerdote afeminado, o el juez déspota (Antonio Dechent tiende a menudo a la sobreactuación y esta vez es una de ellas).  En fin, que no resultan verosímiles por mucho que la realidad supere tantas veces a la ficción, y en aquellos dramáticos acontecimientos seguro que habría seres tan deleznables o más que los que vemos en la película.

No hay comentarios:

Publicar un comentario