EL TOPO. Título original: Tinker, tailor, soldier, spy. Países: Reino Unido, Francia y Alemania. Año: 2011. Duración: 127 min. Dirección: Tomas Alfredson. Intérpretes: Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy, John Hurt, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Stephen Graham, Ciarán Hinds, Toby Jones, David Dencik. Guión: Bridget O'Connor y Peter Straughan, basado en la novela homónima de John le Carré. Producción: Tim Bevan, Eric Fellner y Robyn Slovo. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Música: Alberto Iglesias. Montaje: Dino Jonsäter. Diseño de producción: Maria Djurkovic. Vestuario: Jacqueline Durran. Distribuidora: DeAPlaneta. Género: Thriller, espionaje. Estreno en Reino Unido: 16 Septiembre 2011. Estreno en España: 23 Diciembre 2011.
Pequeña decepción la que me llevo tras ver esta película que me seducía a priori por varios motivos. En primer lugar por seguirle la pista a su director, el sueco Tomas Alfredson, al que descubrí y me conquistó -como a tantos- con su sugerente película de vampiros Déjame entrar (2008). Por supuesto que también me interesaba El topo por su reparto estelar, pero sobre todo por ver cómo se defendía Gary Oldman, caído en desgracia desde hace tiempo, como hierático protagonista de este clásico de espionaje, él que tiene una clara tendencia a la sobreactuación y que siempre será recordado por encarnar al padre de todos los vampiros en el filme de Coppola, Drácula de Bram Stoker (1992), algo que casualmente le vincula de nuevo al director sueco: su afinidad por el mundo de los chupasangres. Y el resultado de su actuación es muy bueno, la verdad. Bien por la vuelta al redil de Oldman.
La película me atraía además porque su argumento es la adaptación de una obra de John le Carré, que siempre promete. En fin, mi gozo en un pozo, porque después de un atractivo prólogo y de comprobar su espléndida factura estética, con la cámara siempre viva y los actores derrochando profesionalidad, me encuentro con una narración no liosa, lo siguiente. Entendible, desde luego, pero pasada de idas y venidas temporales, de personajes que aparecen y se esfuman en un margen demasiado corto de tiempo como para saborear la trama. El espectador que no haya leído la novela de Le Carré estará tan preocupado por no perder detalle, que le resultará difícil dejarse llevar por la narración o implicarse emocionalmente con cualquier personaje o situación.
Una lástima también que 'el topo' se adivine en los primeros minutos de proyección, a poco que descubras las estrategias del reparto. Al menos yo acerté con sólo repasar la lista de protagonistas. En fin, se puede ver pero no deja huella.
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