BLANCANIEVES (MIRROR, MIRROR). Título original: Mirror, mirror. País: USA. Año: 2012. Duración: 106 min. Dirección: Tarsem Singh. Intérpretes: Lily Collins, Julia Roberts, Armie Hammer, Sean Bean, Nathan Lane, Mare Winningham, Michael Lerner. Guión: Melissa Wallack y Jason Keller, basado en el cuento de los Hermanos Grimm. Producción: Bernie Goldman, Ryan Kavanaugh y Brett Ratner. Fotografía: Brendan Galvin. Música: Alan Menken. Montaje: Robert Duffy y Nick Moore. Diseño de producción: Tom Foden. Vestuario: Eiko Ishioka. Distribuidora: Tripictures. Género: Familiar, Comedia. Estreno en USA: 20 Marzo 2012. Estreno en España: 23 Marzo 2012.
Es curioso cómo pueden coincidir en el tiempo
proyectos a priori tan poco usuales como el de llevar de nuevo a la gran pantalla
el cuento de los Hermanos Grimm, Blancanieves. Pues sí, falta poco para que se estrene en España la
versión que acaba de rodar Pablo Berger (Torremolinos 73) en blanco y negro y con Maribel
Verdú
como la malvada bruja, y mientras esperamos nuestro producto nos entretenemos
viendo esta otra Blancanieves (Mirror,
mirror), un tanto excéntrica, protagonizada por la estrella Julia
Roberts
y dirigida por el indio Tarsem Singh (La Celda, Inmortales).
Lo mejor que se puede decir de esta película es que
es la más conseguida de la hasta ahora pobrísima filmografía de su director, lo
cual no es mucho desde luego. Singh ha imprimido su sello exótico
realizando algunos cambios significativos al mítico cuento, como que la dulce
Blancanieves se convierte en una hábil espadachina en plan Robin
Hood
para unirse a los enanos, que aquí son bandidos y no tranquilos mineros. Y qué
decir de la estética: la princesita, una desconocida hasta ahora Lily
Collins,
luce unas horrorosas y pobladísimas cejas negras herederas del peor look Frida
Kahlo,
no sabemos bien porqué, quizás para afearla y que la fulgurante Roberts luzca mucho más en la
comparación, no sé. Eso sí, Julia se lo pasa de maravilla
encarnando a la madrastra, sin duda lo mejor de este fallido filme, pero ni
mucho menos suficiente, porque la irreverencia que pretende no llega a ser elevada. Echo en falta chispa morbosa en los
diálogos y en las situaciones, y es que la película quiere adaptarse a los más
pequeños de la casa, olvidándose del público adulto. Los enanos, aunque con
cara de sátiros, no hacen ninguna barrabasada, y el príncipe no puede ser más
anodino (de nuevo Armie Hammer haciendo de blandito como en J. Edgard, este actor se está
encasillando por su físico).
Una ambientación colorista y un vestuario de lo más
estrambótico, que a mí no me convencen, puede ser lo más descarado de esta
versión. Eso, y el inenarrable número musical de la apoteosis final, al más
puro estilo Bollywood. Sin palabras.
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