MONEYBALL: ROMPIENDO LAS REGLAS. Título original: Moneyball. País: USA. Año: 2011. Duración: 133 min. Dirección: Bennett Miller. Intérpretes:
Brad
Pitt, Jonah Hill, Philip Seymour Hoffman, Robin Wright, Chris Pratt, Tammy
Blanchard, Stephen Bishop. Guión: Steven Zaillian y Aaron Sorkin, basado en un argumento de Stan Chervin a
partir de una novela de Michael Lewis. Producción: Michal De Luca, Rachael Horovitz, Scott Rudin y Brad Pitt. Fotografía: Wally Pfister. Música: Mychael Danna. Montaje: Christopher Tellefsen. Diseño de producción: Jess Gonchor. Vestuario: Kasia Walicka-Maimone. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España. Género: Biopic, drama. Estreno en USA: 23 Septiembre 2011. Estreno en España: 3 Febrero 20112.
Que en la terna de los
Oscar de este año, siempre tan conservadores, se cuele una película sobre el
deporte estrella en EEUU, no es de extrañar, pero que la cinta consiga enganchar
y hasta fascinar al espectador foráneo y ajeno totalmente a las normativas del
beisbol, sí que es un logro digno de considerar. Es lo que ocurre con Moneyball: Rompiendo las reglas, que a
poco de empezar ya interesa lo que ves. Quizás porque el deporte es sólo una
excusa para contarnos comportamientos y actitudes humanas.
El protagonista es un
ex-deportista (Brad Pitt) convertido en gerente de
un club menor que se las verá con la falta de presupuesto para sacar adelante su
proyecto de equipo. En sus recorridos por los despachos donde se cuecen los
entresijos del beisbol, conocerá a un joven talento de la economía (Jonah Hill) con el que empezará a trabajar para contratar a
los jugadores con más probabilidades de triunfo.
El tándem Pitt-Hill, ambos nominados al Oscar en las categorías de
actor principal y de reparto respectivamente, es uno de los grandes aciertos de
la película. También, sin duda, el espléndido guión de Steven Zaillian (En busca de Bobby Fischer, American Gangster) y Aaron Sorkin (La guerra de
Charlie Wilson, La red social). Ambos han logrado la difícil tarea de
mantener al espectador durante más de dos horas de metraje pendientes de las
negociaciones del protagonista, y lo han hecho evitando repetir los momentos de
clímax en partidos vitales para trasladar la tensión máxima a las
conversaciones entre dirigentes deportivos. La dirección de Bennett Miller, que ya me convenció en su
anterior filme Capote (2005),
consigue un buen ritmo narrativo y un equilibrio fantástico entre la presión
profesional y la responsabilidad personal de sus protagonistas.
Diálogos
brillantes y una emotiva trama secundaria entre el protagonista y la relación
con su hija, son otros méritos de esta historia que, afortunadamente, sabe
dosificar los flash back -casi
siempre inoportunos y aquí con verdadero valor argumental-. Por ponerle alguna
pega se me ocurre el desperdicio de una actriz tan buena como Robin
Wright,
cuyo papel se limita a unos escasos minutos como ex-esposa de Brad
Pitt.
En general, salvo el personaje de la niña, muy convincente y natural, las
mujeres apenas hacen acto de presencia en Monyeball,
una lástima. Eso sí Brad Pitt ha redondeado su mejor año como
actor hasta la fecha que comenzó con la joya incomprendida por muchos de El árbol de la vida de Terrence
Malick, mientras
que el orondo Jonah Hill sigue subiendo peldaños en su
carrera después de su memorable intervención en Cyrus (2010).
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