UN LUGAR DONDE
QUEDARSE. Título original: This must be the place. Países: Italia,
Francia e Irlanda. Año: 2011. Duración: 118
min. Dirección:
Paolo Sorrentino. Intérpretes: Sean
Penn, Frances McDormand, Eve Hewson, Judd Hirsch, Kerry Condon, Harry Dean
Stanton, Joyce Van Patten, David Byrne, Olwen Fouéré, Shea Whigham. Guión: Paolo
Sorrentino y Umberto Contarello, basado en un argumento de Paolo Sorrentino. Producción: Francesca
Cima, Nicola Giuliano y Andrea Occhipinti. Fotografía: Luca
Bigazzi. Música: David Byrne, con letras de Will Oldham. Montaje: Cristiano
Travaglioli. Diseño de producción: Stefania Cella. Vestuario: Karen
Patch. Distribuidora:
Alta Classics. Género: Drama.
Estreno
en Italia: 14 Octubre 2011. Estreno en España: 11
Mayo 2012.
Paolo Sorrentino nos sorprendió a muchos en 2008
con su primera película, Il Divo, una dinámica y rompedora biografía del
controvertido político italiano, Giulio
Andreotti, que obtuvo el Premio del Jurado en el Festival de Cannes de ese año.
Pero en esta otra, donde vuelve a centrarse en un decadente divo pero de la
música rock, interpretado por un esperpéntico Sean
Penn
caracterizado de gótico flipado, no es que me sorprenda, es que me deja noqueada
(y no para bien, desde luego).
Dice el director italiano que durante la elaboración
del guión y el rodaje de Un lugar donde
quedarse, siempre tuvo en mente la maravillosa película de David
Lynch,
Una historia verdadera (1999), en la
que un octogenario cruza Estados Unidos conduciendo su máquina cortacésped para
reencontrarse con su hermano con el que hace años que no mantiene ninguna
relación. Ojalá se hubiera parecido mínimamente a esta extraordinaria obra,
pero ni de lejos. Aquí el personaje de Penn viaja también por la América
profunda pero para encontrar a un nazi al que buscaba su padre recién fallecido,
con el que tampoco se hablaba desde tiempo atrás. Y en lugar de en cortacésped,
Cheyenne (así es como se llama el músico
que interpreta Sean Penn con pinta de Sra.Doubtfire en negro azabache) se mueve
asido siempre a su pequeña maletita de ruedas, que parece que tira de él de lo
colgado que va.
Ni el ritmo narrativo, absolutamente plúmbeo, ni la
intención de profundizar en el mundo interior del personaje principal, ni los
encuentros de éste con otras gentes que van apareciendo en su camino, consiguen
interesar al espectador mínimamente. Sólo sigues Un lugar donde quedarse porque no te puedes creer que Sean
Penn
sea el fantasma de pelo cardado que estás viendo desde el principio (si eliges
la V.O.S también te sorprenderá el tono de voz que ha adquirido el actor para
este papel).
Si tengo que destacar algo positivo de la película, me
quedo con la fotografía y con el personaje de Rachel, la joven madre que acoge a Cheyenne
en
su viaje, el único que parece real de todos. La música también es de calidad.
En fin, si te van las excentricidades o eres incondicional
de Sean Penn, échale un vistazo, pero si vas
de cinéfilo normalito, elige otra peli de la cartelera.
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