LA MALDICIÓN DE ROOKFORD. Los fantasmas interiores

 

LA MALDICIÓN DE ROOKFORD. Título original: The awakening. País: Reino Unido. Año: 2011. Duración: 107 min. Dirección: Nick Murphy. Intérpretes: Rebecca Hall, Dominic West, Imelda Staunton, Isaac Hempstead-Wright, Lucy Cohu, Diana Kent, Richard Durden, John Shrapnel. Guión: Nick Murphy y Stephen Volk. Producción: Sarah Curtis, Julia Stannard y David M. Thompson. Fotografía: Eduard Grau. Música: Daniel Pemberton. Montaje: Victoria Boydell. Diseño de producción: Jon Henson. Vestuario: Caroline Harris. Distribuidora: DeAPlaneta. Género: Suspense, terror, thriller sobrenatural. Estreno en Reino Unido: 11 Noviembre 2011. Estreno en España: 27 Abril 2012.

Poco después de la Primera Guerra Mundial, en Gran Bretaña, una joven independiente y culta que se dedica a desmantelar fraudes de presuntos visionarios de fantasmas, se embarca en una nueva misión en una vieja mansión destinada como colegio para pequeños huérfanos. Pronto iremos descubriendo sus heridas del pasado, relacionadas con la pérdida de su prometido en la guerra y otros traumas de la infancia, sus propios fantasmas interiores.

Ésta podría ser la sinopsis de una película que comienza muy bien, avanza a trompicones y termina atropelladamente, pero que sin embargo se deja ver, siempre que seas fiel seguidor de los thrillers sobrenaturales y las películas de terror con sustos cantados.

Entre lo mejor de The awakening (El despertar en su traducción del título original) encontramos una fotografía elegante y sugerente del español Eduard Grau (Un hombre soltero, Buried), la interpretación llena de matices de Rebecca Hall (Vicky Christina Barcelona, The town) y la presencia de la siempre grande Imelda Staunton (El secreto de Vera Drake, Harry Potter, Another Year). Y entre lo peor, la sensación de transitar por senderos demasiado trillados, unos efectos de gritos en cada susto que resultan insoportables, una relación sentimental más que prescindible y un final que busca aclarar todas las cuestiones pendientes pero de manera, cuanto menos, poco delicada.